Atención temprana

Estimulación temprana

Es una intervención que tiene como finalidad desarrollar y potenciar las funciones cerebrales, para ello, se le proporciona al niño un conjunto de estímulos y experiencias en todas las áreas sensoriales siguiendo el curso lógico de la maduración del sistema nervioso.

En un niño con patología confirmada, déficit o riesgo de padecerlo, la atención temprana va a tener una finalidad terapéutica y va a estar dirigida principalmente al área de desarrollo afectada, aunque la intervención se lleva acabo de forma global.

Durante los primeros años de vida del niño, su sistema nervioso presenta una gran plasticidad y por tanto, recibe y asimila con mayor facilidad todas las experiencias, pudiendo establecer nuevas conexiones neuronales y en mayor número que en edades posteriores. La Neurología, nos dice que el cerebro no puede llegar a su evolución completa si no hay unos estímulos exteriores que provoquen unas reacciones que permitan a esas funciones ponerse en marcha, perfeccionarse y desarrollarse plenamente.

De forma que los primeros años nos ofrecen una oportunidad única durante la cual podemos proporcionar al niño los pilares básicos de su aprendizaje.

Nuestra clínica cuenta con profesionales especializados en Desarrollo Infantil y Atención Temprana, donde atendemos a niños, desde el momento en que nacen, que presenten alteraciones en su desarrollo o con riesgo de padecerlas, así como a la familia, facilitando información, apoyo y orientación especializada.

Los tratamientos de Estimulación Temprana son globales y multidisciplinares donde no sólo se trata al niño sino que también interviene la familia y el entorno en el que éste se desarrolla, así, nos coordinamos con todos los ámbitos donde se desenvuelve: médico, hospital, escuela infantil, escuela…, y específicos, según las características de cada niño y su familia.

Ofrecemos una atención especializada, donde se trata al niño de forma integral, favoreciendo así el progreso adecuado de sus capacidades, así como la superación o disminución de las limitaciones o dificultades que pueda presentar.

Se realiza una evaluación y valoración mediante la observación del profesional y a través de escalas específicas de desarrollo diseñando de esta forma un plan de tratamiento específico para cada niño. Periódicamente se realizan diferentes evaluaciones para identificar objetivamente los progresos que se van obteniendo y poder ir ajustando de esta forma el tratamiento más conveniente en cada momento.

¿Cuáles son los signos de alarma?

Para detectar la presencia de alguna dificultad evolutiva en edades tempranas, pueden ser útiles los siguientes signos de alarma:

De 0 a 3 meses
· No fija su mirada en el rostro del adulto o en los objetos.
· No sigue objetos con la mirada.
· No reacciona ante los sonidos.
· No se tranquiliza al oír la voz de la madre.
· No mantiene la cabeza erguida durante varios segundos.
· Ausencia de sonrisa ante rostros conocidos.
· Irritabilidad persistente sin causa clara.
· Dificultades de succión o deglución.
· Duerme demasiado o apenas concilia el sueño.
A los 9 meses
· No se mantiene sentado.
· No intenta ir hacia los objetos para cogerlos.
· No emite sílabas ni hace juegos vocálicos.
· No comprende el significado de palabras o situaciones familiares.
· No muestra interés por las personas u objetos de su entorno.
· No distingue a los extraños.
· No participa en los juegos familiares típicos: cu-cu, lobitos, palmitas…
· No manipula los objetos con mucho interés.
· Al ponerlo de pie, no se esfuerza por mantenerse.
A los 18 meses
· No anda con ayuda o solo.
· No comprende órdenes sencillas
· No dice palabras con significado.<
br> · No señala con el índice para pedir o
compartir.
· No come alimentos sólidos ni bebe en vaso.
A los 3 años
· No chuta una pelota.
· No utiliza un vocabulario amplio.
· No utiliza pronombres personales.
· No se relaciona con otros niños.
· No controla el pipi durante el día.
A los 5 años
· No salta sobre una pierna.
· No habla con fluidez pronunciando todos los fonemas.
· No realiza dibujos sencillos.
· No participa en juegos de reglas.
De 3 a 6 meses
· No mantiene la mirada con personas u objetos.
· No orienta la mirada hacia voces familiares u otros sonidos.
· No emite ningún sonido.
· No atiende cuando reclamamos su atención.
· No hay sonrisa social.
· No se interesa por el entorno.
· No controla la cabeza o tiene serias dificultades para ello.
· El niño está muy blando o demasiado rígido.
· No mantiene las manos completamente abiertas.
· No coge objetos, o le cuesta mantenerlos.
A los 12 meses
· No se pone de pie con apoyo.
· No utiliza el índice para explorar objetos.
· No coge objetos pequeños con el dedo pulgar e índice.
· No repite silabas encadenadas: mamama, papapa, tetete…
· No imita ningún gesto.
· No responde a su nombre.
· No señala algo que quiere.
A los 24 meses
· No corre ni sube y baja escaleras con ayuda.
· No imita actividades cotidianas: dar de comer a la muñeca, conducir un coche…
· No dice frases de dos palabras.
· No hace garabatos con un lápiz.
· No reconoce imágenes familiares.
A los 4 años
· No hace preguntas del tipo ¿por qué?
· No conoce conceptos básicos como formas, colores, tamaños.
· No come solo.

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